28 ene 2013

Crónica de una crisis plagiada (IV)

Capítulo 3: ¿La fusión no funciona? ¡Demos a los bancos dinero público!


Continuamos con la crónica.

En el momento de la fusión, el Banco de San Fernando tenía un activo de 372.421 reales y el de Isabel II de 154.666, balance poco brillante si recordamos las millonarias emisiones monetarias realizadas con anterioridad y que muestra cómo los incipientes mercados financieros de la Corte operaban sobre un juego comercial especulativo de carácter privado y no sobre la economía nacional real. 

El Gobierno ayudó a salvar la situación entregando a los acreedores billetes del Tesoro Público. Estas y otras medidas no fueron eficaces, mucho más al pareciarse en una revisión de cuentas, un desfalco de 14 millones en efectivo y de otros 61 en títulos de la Deuda Pública. 

Las acciones que en 1846 se cotizaran al 262 por 100 cayeron en 1848 al 44 por 100.  El Gobierno intervino  y nombró un comisario presidente y un director gerente, pero la confianza no comenzó a restablecerse hasta 1850 lo suficiente como para reflotar la entidad bancaria.
 
El Banco de Barcelona sufrió los efectos de la crisis pero los salvó reforzando la reserva metálica, suspendiendo la entrega de billetes en lo pagos y acordando un dividendo pasivo del 12,50 por 100 en metálico. Esto prueba que contaba con una serie de capitalistas dispuestos a sostenerlo. En Madrid se trataba tan sólo de la especulación de aristócratas, aventureros y altos funcionarios.

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